Quienes me miran, (hombres)
avistan sápido melocotón maduro.
Todavía, algunos, rondan mis fronteras,
aunque ya no suspiran como antes,
ni piensan que soy “campo acotado”.
Pero a pesar del tiempo y las lunas
sigo siendo irremediablemente “Eva”,
que no ha colgado el cartel de “agotado”
que precisa que la emborrachen
de caricias y canela
de caricias y canela
y que espera, además,
sepan cultivar otras parcelas.