EL PODER DE LA BONDAD
(A
la memoria de Sofía, un alma buena)
Ella, la protagonista, acostumbraba a llevar en el bolsillo del mandil
un coscurro de pan, higos secos, castañas, o cualquier otro alimento que para
Canito supusiese una golosina.
Él, el empleado de la finca, no se separaba nunca de su vardasca. La
había elegido con esmero, cuidando de
seleccionar la más correosa y flexible. Con ella entre las manos se sentía
poderoso, y su mísero espíritu disfrutaba utilizándola con saña sobre el manso
animal.
Harto ya de tantos golpes, ese
día Canito, sin parar de moverse, se negó a que el empleado le aparejara, y,
ante tal negativa, el bruto agarró su vardasca dispuesto a descargarla sobre el mulo, el cual, para evitar
la somanta de palos que se le avecinaba, escapó trotando. El empleado lo
alcanzó junto a la valla del lindero. Zis zas, rugía la vardasca cortando el
aire; pum, pum, disparaba Canito sus patas traseras. Preñado de rabia el bruto
embestía cada vez con más fuerza, y cada vez Canito esquivaba los golpes y
coceaba con celeridad. En uno de los envites una pezuña rozó la nariz del bruto
y cayó al suelo. Acudieron en su ayuda
los labradores de las fincas colindantes, que, a pesar de los esfuerzos,
tampoco consiguieron doblegar al animal.
Llevada por un pálpito extraño que le recorrió el cuerpo, ella enfocó
la mirada hacia lo lejos, y al instante se percató de lo que ocurría.
Instintivamente se palpó los bolsillos del delantal para asegurarse de que
llevaba provisiones, y con paso sereno se dirigió al cercado
Canito, tranquilo, no pasa nada, tranquilo, le repetía. Su presencia y
su voz que emanaban dulzura, eran como drogas tranquilizantes que calmaban al
mulo. Mientras le hablaba y acariciaba con la mirada, con una mano buscó el coscurro
de pan en el bolsillo del delantal, y con la otra le cosquilleaba la testa a la
altura de los ojos, y, ante el asombro de los hombres, el mulo se rindió.
Ahora ella era ya la dueña de la voluntad de Canito.
Quien en esta vida reparte palos, es probable que
algún día reciba coces.