jueves, 3 de marzo de 2011

PROVOCANDO A LOS SENTIDOS


Era un día delicioso de finales de primavera, e iba tranquila paseando por las distintas salas del museo. Inesperadamente, al posar mis ojos en él, una ráfaga de frío que parecía que me los iba a convertir en escarcha, me penetró en los huesos, hasta el aliento lo sentí helado.
Todo era perfecto y todos en su conjunto y por separado me transmitieron tan intensa sensación: el fondo lejano y oscuro como una peineta en el horizonte; los árboles desnudos, indefensos y escorados por los violentos empellones; el asno hundido hasta las corvas en la nieve, enfrentándose a la carga y las inclemencias del tiempo, y las personas inclinadas para no ver, porque con sentirlo ya les era suficiente. ¡Hasta el perro resguardaba el rabo de tan gigantesca ira!
Y yo lo olfateaba, mi lengua chasqueaba, el vello de los brazos se me erizaba, y mis oídos escuchaban el blasfemar del viento.  

                                                  El Invierno, de Francisco de Goya

7 comentarios:

  1. Por si alguien lo ha leído, pido disculpas por una tremenda falta de ortografía que he cometido.

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  2. ¡No! No es que mi amiga Emi (Jara) esté sufriendo una agudización inusual de sus sentidos, a la vista de los últimos acontecimientos producidos en su vida (prejubilación, por ejemplo)...

    Quiero aclarar, si alguien me lee, que ella es así, observadora, imaginativa y sensible, a la vez que empática, y sabe como ponerse en la piel de los demás ante una situación determinada, sobre todo si es desfavorable...

    Y así lo ha hecho hoy. Se ha introducido, directamente, con el pensamiento, en cada uno de los personajes retratados por Goya, en un escenario crudo y real, en cuyo paisaje costumbrista no hace concesión alguna para aminorar los rigores de un gélido y nevado invierno.

    El frio se clava como agujas de hielo en unos seres que tienen más remedio que permanecer a la intemperie porque tienen que realizar un trabajo, una misión inaplazable, como es en este caso la matanza del cerdo, que representa el cuadro, que es traladado muerto a lomos del asno, que camina detrás del grupo de hombres.

    Y Emi ha podido revivirlo e interpretarlo y después lo ha descrito como si de un personaje más, del cuadro, se tratara.

    Muy bien amiga, me ha encantado.

    Hay personas que ignoran que no es lo mismo mirar que ver, pero con esta entrada nos has demostrado que tu mirada es mucho profunda que tu vista.

    Sigue mirando Emi; míralo todo, tanto tu interior como lo que te rodea...y luego, por favor, sigue contándonos lo que has sentido.

    Con todo mi cariño.

    Ali.

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  3. Ali, tengo que decírtelo, tu comentario vale casi más que mi entrada, y no me digas que no.
    ¿Sabes que hace poco leí (no recuerdo dónde) que en un blog se valora más la calidad de los comentarios que la cantidad? Los tuyos le dan valor al mío.
    Un fuerte, fuerte abrazo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Gracias Emi, pero sin tu entrada jamás hubiera podido realizar mi comentario, luego...

    Te lo digo en serio, me ha gustado mucho.

    Además le has dado un bonito contrapunto, al situar el relato en un el soleado día de primavera que de repente se torna en crudo invierno, sólo por el efecto emocional de posar una mirada sobre un cuadro. (Mira, esto se me había olvidado comentarlo..., jajaja)

    ¡Fijaté si has logrado matices difentes en unas cuantas lineas...!

    Besos bonita.

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  6. Estoy de acuerdo contigo emi. Alicia forever

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  7. Hola, es verdad que una entrada bien explicada vale su precio en oro.
    El cuadro interesante, el sentimiento producido y bien explicado ¡¡¡Genial!!! Un beso.

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