jueves, 7 de abril de 2011

LA ABUELA KIKA (II)




                                                                             

—No, nieta, soy real.
—Entonces... ¿qué pasó?
—Aunque te lo explicara, no podrías entenderlo —seguía sin darle demasiada importancia a mi manifiesto interés.
—¡Cómo que no voy a comprenderlo!

—Me temo que no, ni tú ni nadie —contestó ella.
—Pero es que yo quiero saber —requerí en tono exigente—, no puedes aparecer así, de repente, sin darme ninguna explicación ¡hazte cargo! No me puedo quedar parada, haciendo como si no te hubiese visto ¿algo tendrás que decirme?
—Lo cierto... es que resulta muy difícil explicarlo.
—No importa, tú inténtalo. Te lo repito, no me puedo quedar sin saber qué ha pasado.
—No sé..., dudo...
—¡Inténtalo! ¡Por favor! 
Insistí una y otra vez, supliqué, hasta que no tuvo más remedio que rendirse a mi tenacidad.
—Está bien, aunque sólo sea por la corriente de cariño que siempre hubo entre nosotras, y debido al interés que demuestras, lo voy a intentar. Te ayudará, aunque sólo sea un poquito.
—Estupendo, abuela, te escucho.
—Verás... cuando me vi dentro, ya sabes dónde, comprendí rápidamente que si quería sobrevivir...
—¡Qué? 
Según hablaba en mi mente empezó a perfilarse un pensamiento que, por lo descabellado y absurdo, me negaba a admitir. 
—Lo que te iba diciendo, cuando me vi encerrada sin posibilidad de...
No dejé que terminara la frase, como un escopetazo, la idea abrasadora inicial se concretó, y pensé horrorizada: “¡Viva! ¡La habíamos enterrado viva!”.
—Abuela, ¿qué me estás contando? ¿Es cierto eso que estoy pensando y que no me atrevo a expresar en alto?
—Cierto, así es —contestó sin alterarse.
—Pero... eso es horrible, no puede ser. Y... ¿cómo es que ahora estás aquí? 
Cada vez estaba más sedienta de saber, impaciente reclamaba información.
—Como te decía, cuando me di cuenta de ello, de que me habían enterrado viva, y de que no tenía escapatoria; comprendí que el tiempo, si realmente no quería morir, que me quedaba de vida era mínimo. Dentro del pequeño habitáculo el oxígeno se agotaría pronto, así pues, cada segundo que pasaba adquiría suma importancia. El poder de la mente es enorme, ¡no sabes cuánto! 
Seguía y seguía hablando, con el entendimiento afinado, y con un léxico impropio en ella. Era como si hubiese adquirido de pronto el saber de los grandes genios, cuando, en vida, bueno, en vida pasada, puesto que la tenía frente a mí, nunca había muerto, o mejor decir, un día antes, apenas sabía leer y escribir.
—¿Me escuchas, nieta? —me preguntó viendo que, inmersa en mis cavilaciones creía que me había despistado. Yo asentí con la cabeza—. Como te contaba, cuando tomé conciencia de lo sucedido, en un esfuerzo supremo, que me sería muy difícil explicarte y tú comprender, conseguí, con el poder de mi mente, potenciar la carga positiva de los iones y desintegrar mi cuerpo, para, una vez fuera del nicho, volverlo a integrar. Tuve suerte, porque ayer los rayos cósmicos estaban cargados de mesones y me ayudaron en la integración, de lo contrario, de haber sido un día en el que la presencia del mesón hubiese sido baja, ello no me habría sido posible.


—Abuela, no comprendo nada. ¿Cómo has sabido todo eso que me cuentas?
—Contéstame a una pregunta, ¿tú, ayer, pensante en Plutarco?
—Sí, ahora que lo dices, sí, y es extraño, no sé porqué, pero cuando te estábamos enterrando me acordé de un sueño que tuve hace mucho tiempo y que nunca he podido olvidar, él era el protagonista.
—Ahí está la clave. Es una pena, porque gran parte de sus escritos se han perdido. A Plutarco no se le prestó atención en su época, de haberlo hecho, la humanidad caminaría ahora por otros derroteros. ¿Cuál era la esencia, el núcleo de ese sueño?
—Recuerdo que Plutarco me transmitía las claves del saber, eran tres o cuatro fórmulas que, bien aplicadas, daban respuestas a todas las incógnitas, a todas las preguntas que los sabios se plantean, y que hasta la fecha no han conseguido explicar. Sin embargo, cuando desperté, aunque las recordaba, no tuve la precaución de apuntarlas y en cuestión de segundos se esfumaron de mi mente.
—Pero todo este tiempo han permanecido en tu subconsciente, y tú, sin saberlo, sin darte cuenta, me las transmitiste. Eso fue todo, tu cariño hizo el trabajo. 



Continuará en el III y último capítulo

12 comentarios:

  1. Querida amiga, antes de guardar el ordenador en la maleta, me doy cuenta de que has publicado una nueva parte de tu relato y de que al parecer lo ha dividido en tres episodios. Como la historia ya la conozco no te puedo desear mas que haya, al menos, la misma cantidad de comentaristas que en la primera. ¡Suerte y uno de mis, tambien sinceros, besos!

    ¿Te fijste en el comentario de mi marido?

    Nos vamos a seguir "pateando" Córdoba.

    Alicia.

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  2. Muy bueno el relato, espero impaciente la continuación...ahora entiendo el porqué a raiz de ciertos hechos,a los fallecidos se esperaba las 24 horas para su descanso eterno...un besote

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  3. Increíble relato, tienes un blog genial. Saludos!!


    http://dibujosdegerardogc.blogspot.com/

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  4. Por supuesto, dime los detalles de como quieres que sea la ilustración, la hago, la subo al blog para que la guardes y la puedas poner en tu relato =)

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  5. Gracias por tu rápida contestación.
    No es para el blog, lo quiero en papel, yo no se dibujar y he visto que hay concursos literarios de cuentos ilustrados para niños, por eso te lo preguntaba.
    Lo que me sugieres también me interesa, yo escribo y tu pintas, y ambos nos mencionamos en nuestros respectivos blogs.

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  6. : / que lástima. Aún así sigue en pie lo de dibujarte ilustraciones para tus textos :)

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  7. Bueno, y si tienes impresora lo imprimes junto con el texto y así lo tienes en papel para poder concursar =) que te parece?

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  8. Un relato escrito con tanto realismo, que a mi me parecería la cosa mas natural que esos hechos ocurrieran en la vida real.
    Te deseo un feliz fin de semana.
    Un beso.

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  9. Buen blog, me gusta, me quedaré por aquí *.*
    ¡Por cierto! Mi madre también es de la Comarca de la Vera ... bueno, al menos creo que el pueblecito pertenece a ella jajaja
    ¡Un beso!

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  10. he intentado mandante un mensaje pero tu correo no me sale, así que puedes dejarme los detalles de como quieres el dibujo en mi sección "peticiones/encargos" y en cuanto dejes el comentario con los requisitos me pongo a ello lo antes posible para hacerlo =)

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  11. ¡Me encanta, Jara! Pero me has dejado con la miel en los labios. Estoy deseando leer la 3ª parte. Nunca te había leído, y me ha encantado. La abuelita Kika se negaba a irse, y tú fuiste su elegida como cómplice. ¡Qué bonito! Por favor publica pronto la 3ª parte, porque estoy deseando leer qué ocurrió. Un abrazo, y como te dije en la 1ª, aquí tienes una seguidora, encantada de haberte descubierto

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  12. Todos hemos sido testigos, bien eales o imaginarios de la pérdidas de los abuelos, y sobre todo las abuelas, por esa fluidez entre mujeres.
    Me sigo enredando ente tus letras, que me tienen atrapadas.
    Un beso enorme Jara

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