lunes, 31 de octubre de 2011

DOMINADOR DE VOLUNTADES


Aún no ha amanecido y nota una punzada en el estómago. Se levanta, va a la cocina y coge una manzana. Cuando sólo se ha comido la mitad, siente que no puede terminársela, el hambre se ha esfumado como el humo de un cigarrillo. A continuación, comienza con la liturgia de todos los días.
Acto seguido, una nueva punzada, pero esta vez en el pecho, le atora en parte los pulmones. Le falta el aire, y ante la falta de oxígeno su cuerpo se estremece, grita, y tiene que sentarse en el taburete.  Se inclina, y con las manos a ambos lados de la cara quisiera gritar al enemigo de este cuerpo suyo: “Maldito, maldito demonio, embaucador de mentes, dominador de voluntades, ávido torturador, y cruel carcelero. ¿Cuándo me dejarás libre? Eres tan retorcido y bribón que hasta has aprendido a engañar a mi estómago, porque no, no tenía hambre, y como  no podías esperar, te has inventado esta argucia para que acudiera a la cita que siempre tengo después contigo”.
Y con el llanto contenido le grita a su verdugo: “La lucha ha comenzado, empiezo con el primer y firme propósito de no fumar hasta que no haya desayunado”.


2 comentarios:

  1. Es más adictivo que la heroina.

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  2. ¡!ay que suspense!. A mi me funcionó con un : "luego, mas tarde, después"

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